NEGACION DE PEDRO

LECTURA: Lucas 22:31-34

31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
33 El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.
34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.


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VERDAD CENTRAL: Debemos velar y orar para no caer en tentación.


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INTRODUCCIÓN.

Para poder tener una esperanza de victoria en cualquier tipo de guerra se hace necesario el conocimiento objetivo de las fuerzas que poseemos. Teniendo en cuenta esto, uno puede considerar si es factible una victoria contra el poderío del enemigo. En la lucha espiritual que todo cristiano debe enfrentar, se ha ce necesario el mismo conocimiento. Lastimosamente el hombre es muy tardo para conocerse tal cual es. El desconocimiento de sí mismo es lo que ha conducido a mayor número de almas al desastre espiritual más que cualquier otra razón. El caso de la negación de Pedro ilustra ejemplarmente esta verdad. El desconocimiento que tenía de su verdadera naturaleza le condujo a dormirse en sus laureles; ésta fue la razón básico de su caída espiritual. En base a la lección que hoy nos corresponde considerar aprendamos a hacer una apreciación más objetiva de nosotros mismos, de la lucha que debemos librar y de las armas que se nos ofrecen para poder vencer.


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CUERPO.

1. La influencia del diablo. Uno de los factores que entran en juego en la lucha espiritual, lo constituye la intervención de Satanás. Aunque no toda lucha proviene del diablo, hay ocasiones en que su participación juega un papel importante. Tal fue el caso cuando el momento de tentación se aproximaba para Pedro y los demás discípulos. Jesús les dijo: “He aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo” (v.31). La situación que se aproxima era una en que Satanás jugaría un papel preponderante. Cuando pensamos en librar la batalla espiritual, debemos recordar que, algunas veces, tendremos que enfrentarnos con un enemigo poderosísimo como lo es el diablo. Nuestra lucha no es solamente contra circunstancias o tribulaciones comunes. Hay momentos en que el mismo Satanás actúa en un esfuerzo decidido de destruirnos. Ante tan temible enemigo debemos recordar que no podemos estribar en nuestras propias fuerzas, nuestras capacidades humanas con insuficientes para contrarrestar su poderío. Por ello, debemos acogernos a la gracia salvadora de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 1

2. La ignorancia humana. Otro elemento que debemos tener en cuenta al momento de la lucha espiritual, aparte de la intervención satánica, es nuestra misma naturaleza. Nosotros somos un obstáculo para nosotros mismos. La naturaleza humana es tan flaca y tan rebelde a los preceptos divinos que en lugar de ver en ella una aliada más bien deberíamos considerarlas como otra enemiga de quien hay que desconfiar. 2 El gran error de Pedro fue el pensar que su resolución humana podría ayudarle en el momento crítico. El dijo: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte” (v.33). ¡Cuán equivocado estaba Pedro al pensar que podía apoyarse en sí mismo! ¡Y cuántas personas más han cometido una y otra vez el mismo error! Porque, humanamente, se pueden tener las mejores intenciones, pero llevarlas a cumplimiento es un asunto que ya no depende de factores humanos sino espirituales. Como el mismo Señor lo expresó: “El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41).

3. Jesús conoce la naturaleza humana. El Señor Jesús no se hizo en ningún momento ilusiones con respecto a las promesas de Pedro. El sabía muy bien lo que es la naturaleza del hombre, y sabía que las buenas intenciones de nada sirven mientras no se interpongan los recursos espirituales. Por ello fue que de antemano le dijo a Pedro: “Te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces” (v.34). Al igual que el Señor Jesús, nosotros no deberíamos nunca estar confiados en lo que el hombre puede por sí solo. 3 Contrario a ello, debemos aprender la lección que el Señor tanto repitió, que sin velar y orar, las mejores intenciones se vuelven inútiles en la hora de la prueba.


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APLICACIÓN.

Puesto que tenemos enemigos muy poderosos que no podemos dominar, como son el diablo y nuestra carne, no debemos estar esperanzados en nuestras propias habilidades para lograr la victoria. Es mejor que acudamos a Aquel que todo lo puede, al Señor Jesús. Solamente aquellos que se han humillado ante Dios y han recibido a Cristo como el Salvador de su alma y dependen cada día del Espíritu Santo para sus luchas espirituales, 4 podrán prevalecer en el momento de la prueba. Pero si alguno está ajeno a estas realidades hoy mismo puede actuar para que su vida sea diferente. No hay nada ni nadie a quien Dios no pueda cambiar ahora mismo. Todo es que abramos nuestro corazón a Él.


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TEXTOS DE AYUDA:

1) Enemigos espirituales: 1 Pedro 5:8

2) Ignorancia espiritual: Isaías 59:8; Romanos 10:3; 1 Pedro 1:14

3) El peligro de la confianza en si mismo: Proverbio 28:26; Oseas 10:13; 1 Corintios 10:12

4) Promesas divinas: Romanos 16:20; 1 Corintios 10:13; Hebreos 2:18; Santiago 4:7