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Thursday, April 29, 2010

LA DUREZA DE EL CORAZON DE EL HOMBRE

LECTURA: JUAN 7:2-12

2 Y estaba cerca la Fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos.
3 Y le dijeron sus hermanos: Pásate de aquí, y vete a Judea, para que tus discípulos también vean las obras que haces.
4 Que ninguno que procura ser claro, hace algo en oculto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.
5 Porque ni aun sus hermanos creían en él.
6 Les dice entonces Jesús: Mi tiempo aún no es venido; mas vuestro tiempo siempre es presto.
7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo doy testimonio de él, que sus obras son malas.
8 Vosotros subid a esta Fiesta; yo no subo aún a esta Fiesta, porque mi tiempo aún no es cumplido.
9 Y habiéndoles dicho esto, permaneció en Galilea.
10 Mas como sus hermanos hubieron subido, entonces él también subió al día de la Fiesta, no manifiestamente, sino como en cubierto.
11 Y le buscaban los judíos en la Fiesta, y decían: ¿Dónde está aquel?
12 Y había grande murmullo de él en el pueblo, porque unos decían: Bueno es; y otros decían: No, antes engaña al pueblo.



VERDAD CENTRAL: La dureza del corazón humano es tal que siempre busca maneras de rechazar el evangelio de Cristo.

INTRODUCCION:

Si se pudiera juntar en una sola colección todas aquellas excusas y pretextos que el hombre ha inventado para no obedecer al evangelio de la grancia de Dios, quedaríamos sorprendidos de la extraordinaria imaginación y creatividad que el hombre ejerce cuando se trata de rechazar a Dios.

Siendo el propósito del evangelio la salvación y el bienestar presente y eterno de los hombres, resulta en verdad extraño que el hombre luche tanto por no creer. Sin embargo, ésta es la verdad de la naturaleza humana. Estudiemos en el pasaje de este día algunas características de la dureza del corazón humano con el fin de examinarnos y no ser incrédulos como lo fueron los hombres que aquí se menciona.

CUERPO:


1- Los privilegios religiosos no pueden convertir el corazón incrédulo.

En nuestraporción de hoy encontramos un versículo sorprendente: "Porque ni aun sus hermanos creían en Él" (v.5). Aunque Jesús era inocente y sin tacha, y esto lo sabían sus hermanos mejor que nadie. Una persona puede gozar de los privilegios más grandes y, sin embargo, no obtener de ello ningún provecho para su alma. No basta con nuestra sola asistencia física al templo, o el tener entre las manos la Biblia, aún no tendría valor el ser parientes de algún cristiano o familiares de algún predicador si en nosotros no existe la fe que nos haga confiar en los méritos de Cristo. Hasta hoy, el mero goce de algún privilegio religioso no ha podido convertir a nadie en cristiano. Porque no son los privilegios lo que pueden cambiar la dureza de un corazón incrédulo, solamente puede hacerlo un genuino arrpentimiento. Esto es algo que siempre debemos recordar, para que no vayamos a confiarnos en lazos de sangre o en relaciones religiosas. Lo importante es que seamos de Cristo de verdad, que hayamos depositado en Él nuestra fe y que sea sólo Él nuestra seguridad. Todo lo demás es tan sólo arena movediza.

2.- El motivo de la dureza del corazón.

Si los hombres no simpatizan con el evangelio, no es porque tengan un mal concepto de él. Por el contrario, pudiera ser que ellos piensen que el evangelio ha traído cosas muy buenas a la civilización humana y a lo mejor hasta pueden estar de acuerdo con que existan iglesias y se predique el evangelio. Entonces, si el evangelio es tan edificante ¿por qué los hombres lo rechazan? Jesús lo explicó asi: "No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mi me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas" (v. 7). Los hombres rechazan el evangelio porque da testimonio de que sus obras son malas. No era lo elevado de sus doctrinas lo que causaba el rechazo de los oyentes, sino lo elevado de sus reglas de vida que declaraba. Los hombres habrían tolerado que Jesús expresara sus opiniones si tan sólo hubiera callado cualquier mención de sus pecados. Si en la época presente enseñáramos tan sólo doctrinas confusas, las iglesias estarían repletas de amigos, más como el evangelio enseña que los hombres han pecado, tenemos multitud de contrincantes.

3.- La gran imaginación del corazón incrédulo.

En su afán por rechazar el evangelio, los hombres inventan diferentes opiniones acerca de Cristo. "Unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo" (v. 12). En aquel tiempo hubo quienes pensaron que Jesús era bueno y otros que pensaron que era malo. No debemos, pues, sorprendernos si en nuestros días existen diversidad de opiniones acerca de Cristo. La maldad de los hombres es tan grande que Jesús mismo causa separaciones entre los hombres dondequiera que su nombre es mencionado. Lo importante es que tengamos claro que lo de verdadero valor no es investigar que es lo que otros piensan de Jesús, sino en atender que es lo que Él nos dice de sí mismo.

APLICACION:

No no avergoncemos de pertenecer al pequeño número de los que creen en Jesús. Mientras otros pierden el tiempo en discusiones acojámonos nosotros a la cruz y empeñémonos en ser fieles a Él por siempre.

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