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Thursday, April 29, 2010

LAS EXCUSAS DE LOS HOMBRES

LECTURA: Juan 7:14-24



14 Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba.

15 Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?

16 Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.

17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.

18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.

19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?

20 Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte?

21 Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis.

22 Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en el día de reposo circuncidáis al hombre.

23 Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, os enojáis conmigo porque en el día de reposo sané completamente a un hombre?

24 No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.



VERDAD CENTRAL: Con el fin de rechazar el evangelio los hombres inventan multitud de excusas.



INTRODUCCION:



En nuestra última lección tratamos sobre la dureza del corazón del hombre. La lección de hoy es una continuación del tema anterior, ya que el asunto a tratar ahora es sobre las excusas que el hombre inventa para rechazar el evangelio. El mismo Señor Jesús, como se nota en nuestra lectura bíblica chocó con muchos hombres que no tenían interés en la vida espiritual y que usaban una u otra justificación para evadir su responsabilidad. Cuidémonos de no vernos reflejados en las excusas que hoy presenta el relato bíblico para que seamos tenidos por dignos de ser llamados hijos de Dios.



CUERPO:



1- La excusa de la dificultad de hallar la verdad. Una de las excusas que más a menudo el hombre cita es que no es posible conocer la verdad, ya que existen demasiadas opiniones en asuntos de religión como para saber quién posee la verdad. Debemos aceptar que en la actualidad existen muchos grupos religiosos que alegan, cada uno, poseer la verdad; sin embargo, esto no debe interpretarse como una obligación por parte nuestra de desentrañar el nudo de confusión y menos debe pensarse que sea una excusa para vivir sin Dios. En medio de la confusión religiosa actual, aún resuenan las palabras de Cristo que dijo: " El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta" (v. 17). El secreto para conocer la verdad de Dios es practicar sinceramente lo que sepamos. En la medida que seamos honestos en el uso que hagamos de la luz divina que nos ha sido concedida, cada vez más nuestras mentes serán iluminadas y guiadas por el Espíritu de Dios a un conocimiento más amplio de la verdad. En vez de decir que es necesario tener todo claro antes de actuar, es mejor hacer un uso diligente de la luz que poseemos ya en la seguridad de que alcanzaremos, progresivamente, el conocimiento de toda la doctrina de Dios.

2- La excusa de la justicia propia. Jesús responde a esta excusa diciendo: "El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia" (v. 18). Cuando una persona se afana por exaltar su propia rectitud es porque en el fondo, está tratando de encubrir sus sentimiento de culpa. El hablar de sí mismo antes que escuchar lo que Dios dice de uno es síntoma de que aún se está lejos del reino de Dios. Aquel que anda en una búsqueda sincera de la salvación, debe reconocer su estado de pecado y esperar de boca del Señor el dictamen. Cuando una persona aún no ha sido tocada por el Espíritu Santo, seguirá haciendo alarde de su supuesta justicia. El deseo de elogiarse es síntoma de grave enfermedad espiritual.



3- La excusa de buscar defectos en los demás. Otra excusa que los hombres utilizan para justificar su alejamiento de Dios es la de buscar defectos en los predicadores del evangelio. En los versículos 19 al 24 encontramos que los judíos condenaban y juzgan al Señor porque había hecho una sanidad en día sábado, lo cual, pensaban ellos, constituía una falta a la ley de Dios. Pero, la ligereza con que ellos condenaban al Señor se debía más bien a su deseo de desviar la atención de sus pecados que a un celo por la ley de Dios. Si al mismo Señor quisieron buscarle defectos, ¡cuánto más no lo harán con los hombres que predican las buenas nuevas! Pero, debemos recordar que Dios no recomienda que nos convirtamos en jueces de otros, el pide, más bien, que nos juzguemos nosotros mismos. Si no hemos remediado el problema de nuestros pecados no debemos aventurarnos a remediar los de los demás.



APLICACIÓN:



Aunque se pudieran describir más excusas que los hombres inventan, las mencionadas hasta aquí son suficientes para demostrar que t odas ellas no son más que el producto de un corazón rebelde. Las excusas pueden convertirse en un tranquilizante espiritual para las conciencias pero al final no podrán justificarnos ante el juez del universo.

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