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Monday, April 26, 2010

LOS DOS CIMIENTOS

Amado(a) hermano(a) EL PROPOSITO ES QUE USTED TENGA EN SUS MANOS UNA PAGINA DONDE USTED PUEDA LLENAR DE LA PALABRA DE DIOS ,CUANDO FUERE REQUERIDO(A)
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04/26/2020

LOS DOS CIMIENTOS.

LECTURA: Lucas 6:46-49


46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.

48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.

49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.

VERDAD CENTRAL:
La obediencia es la garantía de la fe real.

INTRODUCCIÓN:

En la vida espiritual es muy frecuente encontrar personas que se contradicen entre lo que expresan con sus labios y lo que expresan con sus acciones. (1) Este mal es tan viejo como el hombre, y lastimosamente, muchos se han visto envueltos en él. No quiso el Señor terminar su enseñanza de este capítulo sin advertir a sus oyentes sobre lo inútil que es ser tan sólo oidor pero no hacedor de sus palabras. Nada aprovecha el hombre con sólo aparentar que oye con atención, Cristo desea que sus enseñanzas sean puestas en práctica. Aprendamos, pues, nosotros también a ser hacedores del evangelio para que así nuestras actitudes y nuestras palabras sean en un mismo sentido, sin contradicción.

CUERPO:


1.- El engaño del hipócrita. El Señor Jesús protestó contra la falsa fe de algunos diciéndoles: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (v.46). Hay muchos que poseen una piedad tan sólo de labios. Ellos dicen: "Señor, Señor"; pero, no están en ninguna manera dispuestos a hacer lo que Cristo dice. La palabra "Señor" es un título de autoridad que nos habla del dominio soberano de Jesús como Rey. Este dominio debe incluir nuestras vidas; y es por eso necesario que todo nuestro actuar lo sometamos a la obediencia de sus mandamientos. Si alguien no desea someterse a los preceptos de Jesús, no puede llamarle con propiedad: "Señor". La hipocresía de los hombres salía a relucir cuando con sus bocas decían: "Señor, Señor"; pero, no hacían lo que El pedía. Que Dios nos guarde de caer en una situación semejante. (2) Examinemos nuestras actuaciones a la luz de los mandamientos del Señor y tomemos cuenta de si estamos haciendo lo que El pide. Sólo así podremos llamarle Señor.



2.- La seguridad del obediente. Jesús enseñó que todo hombre que oye la palabra y la pone en práctica es semejante "al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca" (v.48). La fe real se conoce porque se somete a la obediencia de los mandamientos; y, por lo mismo, ofrece una seguridad permanente para el día de la prueba. (3) Hablamos aquí no solamente de las pruebas de aflicción que hemos de atravesar en esta vida, sino también de la gran prueba final cuando hemos de ser examinados ante Dios. El que oye y obedece tiene buen fundamento para el día venidero, su casa no caerá. ¡Quiera Dios que nuestro fundamento sea también sólido para aquel día! No nos apoyemos tan sólo en nuestros razonamientos o sentimientos, apoyémonos firmemente en la obediencia a Dios y así seremos tenidos por dignos de estar en pie en aquel día.




3.- La ruina del hipócrita. Por su lado, el que oye la palabra de Dios pero no la practica es igual a un "hombre que edificó su casa sobre la tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa" (v.49). Estas solemnes palabras nos hablan de la gran ruina que espera a todos aquellos que se engañan a sí mismos creyendo que el sólo oír la Palabra de Dios es suficiente para salir aprobados ante el Señor. Pero tal confianza es tan inútil como construir sobre la arena. (4) Por supuesto que la construcción que se hace sobre la tierra es más fácil que la que se funda en la roca, pues, no hay que cavar tan hondo; pero cuando viene el río es entonces cuando se revela la importancia de tener fundamento. Igualmente, es mucho más fácil llevar una vida de sólo apariencias que llevar una vida de sometimiento a la voluntad de Dios. Pero, al final, en el día de la tempestad del juicio de Dios, se ha de revelar que aquellos que se esforzaron por vivir obedientemente no lo hicieron en vano, pues sus esfuerzos serán ampliamente recompensados al recibir la misericordia del Señor. (5) Luchemos, entonces, por ser nosotros de aquellos que cuando la tormenta venga permanezcamos en pie.


APLICACIÓN:

A la hora de la angustia y del desamparo, de la enfermedad y de la muerte, se revelará si estamos sobre la roca o sobre la arena. Acordémonos de esto con tiempo, y preparemos nuestras almas antes del día de la tormenta. Recordemos siempre que no basta con ser oidores de la Palabra, de ellos ya hay suficientes en el mundo; lo que Dios espera y desea son hacedores de su evangelio. Procuremos oír y vivir; oír la voz de Cristo y seguirle de tal manera que cuando sobrevengan las lluvias, y los torrentes en contra nosotros, nuestra casa permanezca firme, sin moverse.

Referencias de ayuda para el líder:
(1) Tito 1:16
(2) Desobediencia: 1 Samuel 12:15; Hebreos 2:2
(3) Seguridad: Job 11:18; Salmos 91:5 y 112:7; Proverbios 3:24; Hebreos 13:6; 1 Pedro 3:13
(4) Falsa confianza: Ezequiel 13:10; Salmo 10:6
(5) Recompensas: Salmos 58:11; Apocalipsis 22:12

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