EL PERDON DE UNA MUJER PECADORA

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LUNES 26 DE ABRIL /2010



EL PERDÓN DE UNA MUJER PECADORA

LECTURA: Lucas 7:36-48


36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.
41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.

VERDAD CENTRAL:
Los que han sido perdonados demuestran su amor hacia su Salvador.

INTRODUCCIÓN:

El relato que ahora se nos presenta es muy conmovedor. Nos muestra la gran misericordia que el Señor siente hacia las almas necesitadas. Toda persona que ha sido alcanzada por esa misericordia experimenta hacia el Señor una gratitud sin límites. Examinemos el caso de esta mujer de mala vida que fue perdonada y la manera en que manifestó su gratitud hacia el Salvador.

CUERPO:


1- El interés por Cristo no significa la salvación. El fariseo que se nos presenta en este relato tenía mucho interés en observar al Señor Jesús. Tanto era su interés que hasta invitó al Maestro a comer en su hogar. Sin embargo, permaneció en todo momento ajeno a la verdadera naturaleza de Cristo. Hasta las atenciones que brindó al Señor fueron mezquinas y frías. El Señor le reprochó: "No me diste agua para mis pies, no me diste beso, no ungiste mi cabeza con aceite" (vs. 44-46). Este fariseo no tenía amor en su corazón. (1) El interés que él tenía por el Señor era solamente una curiosidad. Cuidémonos nosotros de que nuestro interés por el Maestro no sea solamente un interés malicioso. (2) Examinémonos para saber si en nuestro corazón se encuentra amor verdadero hacia el Salvador, pues sólo un amor genuino nos hará gratos a los ojos de Dios.



2- El perdón trae manifestaciones de gratitud. La mujer pecadora llegó hasta Jesús con manifestaciones muy notables de adoración y gratitud. Se nos dice que "estando detrás de Él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume" (v.38). Es muy claro que esta mujer poseía un amor genuino hacia el Señor Jesús, ella consideraba que nada de lo que pudiera hacer sería suficiente para expresar su gratitud por el perdón de sus pecados. (3) Este es el asunto central por el que podemos conocer cuando una persona ha recibido algún favor de Dios.


(1) Falta de caridad: Isaías 29:21; 1 Timoteo 6:4
(2) Crítica contra Cristo: Marcos 2:7-9; Lucas 15:2 y 19:7; Juan 6:41
(3) Los marginados son recibidos: Mateo 21:31; Juan 8:11; Lucas 15:2 y 23:43

Aquel que considera poco cualquier esfuerzo que se haga por servir a Dios es el que de verdad ha sido alcanzado por la gracia divina. En cambio, todo aquel que se muestra frío e indiferente hacia Dios y su servicio habla elocuentemente sobre la falsedad de su experiencia religiosa (1)



3- El que no ha sido perdonado critica las acciones de los perdonados. Vemos, después, que el fariseo vio con malos ojos lo que la mujer hacía y, peor que esto, vio mal la actitud del mismo Señor al consentir las demostraciones de afecto de la mujer. Obviamente que por cuanto el fariseo pensaba que no necesitaba el perdón de Dios su corazón estaba frío y criticaba la actitud agradecida de la mujer. "Aquel a quien se le perdona poco, poco ama" (v.47). Según este principio aquellos que aún están lejos de su salvación son los que acostumbran apodar de fanáticos a quienes desean mostrar su gratitud a Dios por todos los medios a su alcance. Para aquellos que son fríos con el Señor todo lo que se haga a favor de Cristo será considerado como una exageración o como un desperdicio. Pero, si en verdad estamos agradecidos por el perdón de nuestros pecados, que tales críticas no nos detengan de servir a Dios como lo merece. (2)


APLICACIÓN:

Al finalizar la consideración de este pasaje veamos en la bondad de nuestro Señor hacia la mujer pecadora, una invitación a todos, por malos que sean, para acercarse a Él y obtener el perdón de los pecados. Ninguno debe perder la esperanza de ser salvo si tiene voluntad de acudir a Cristo. Aquellos cuyos pecados son perdonados demostrarán con sus obras que aman al Salvador que los redimió.